viernes, 2 de abril de 2010

BIENVENIDA

Damos la bienvenida a todos nuestros seguidores a este nuevo blog del CEIP Monte Oroel de Jaca. Hemos decidido crear un nuevo espacio de información y de comunicación para que toda la comunidad educativa del centro pueda participar de manera activa en la elaboración y desarrollo de las JORNADAS CULTURALES del colegio que, como es tradicional, se vienen celebrando en torno a la festividad de San Jorge, patrón de Aragón. Cualquier aportación que se quiera realizar desde los diferentes ámbitos educativos del centro, en torno al tema de este año CIRCO y POESÍA, será bien recibida. En el presente blog se irán colgando diferentes contenidos y actividades que servirán de referencia para el trabajo en las aulas durante los días en los que celebremos las Jornadas. Esperamos y deseamos que el esfuerzo realizado sea fructífero y sirva para conseguir los fines perseguidos.


CIRCO Y POESÍA
Érase una vez un pequeño malabarista, que para encontrar la paz en este extraño mundo necesitaba otro, creado para él y para quien quisiera compartirlo y respetarlo, en este otro mundo solo había dos leyes, amadas y respetadas por todos, el circo y la poesía.
El pequeño malabarista cuando la realidad le daba la espalda y amenazaba con hundirle en las profundidades, abría la pequeña puerta oculta en la parte más secreta de su mente y se introducía en su pequeño mundo mágico de la poesía, y allí recuperaba su fuerza, su ilusión y sobre todo... su sonrisa. Escribía y escribía sin parar...jugaba con las palabras como lo hacía con las pelotas y los aros en sus espectáculos; esto le ayudaba a encontrarse mejor consigo mismo. Y llegó un momento en el que lo que había comenzado como un simple entretenimiento divertido llegó a signficar, para nuestro amigo malabarista, algo tan vital como el propio aire que respiraba: un modo de pensar, de sentir y de expresar, en definitiva, un modo de ser... Cuando los astros se alinean y la luna llena muestra su bella faz, en algunas ocasiones, se producen en nuestro interior extraños fenómenos que hacen que los mundos se mezclen, y uno no sepa lo que es realidad y lo que es sueño.


POESÍA Y CIRCO

jueves, 1 de abril de 2010

UN ESPAÑOL HABLA DE SU TIERRA. LUIS CERNUDA

Las playas, parameras
Al rubio sol durmiendo,
Los oteros, las vegas
En paz, a solas, lejos;

Los castillos, ermitas,
Cortijos y conventos,
La vida con la historia,
Tan dulces al recuerdo,

Ellos, los vencedores
Caínes sempiternos,
De todo me arrancaron.
Me dejan el destierro.

Una mano divina
Tu tierra alzó en mi cuerpo
Y allí la voz dispuso
Que hablase tu silencio.

Contigo solo estaba,
En ti sola creyendo;
Pensar tu nombre ahora
Envenena mis sueños.

Amargos son los días
De la vida, viviendo
Sólo una larga espera
A fuerza de recuerdos.

Un día, tú ya libre
De la mentira de ellos,
Me buscarás. Entonces
¿Qué ha de decir un muerto?

LUIS CERNUDA. POETA

Luis Cernuda (Sevilla, 1904 - Ciudad de México, 1963) Poeta español, una de las figuras fundamentales de la Generación del 27. Su obra se inscribe dentro de una corriente que muchos han calificado de neorromántica, pues la sensibilidad, melancolía y dolor que destila su poesía se halla siempre dentro de unos límites de serena contención, a la manera de G. A. Bécquer, pero con características matizadas por una aguda actitud de la mente, rasgo esencial de la generación a la que perteneció. Cernuda, que tras la contienda civil española conoció el exilio del que jamás volvió, emprendió, bajo la influencia directa de la poesía anglosajona, un período en el que su obra poética se hace autobiografía y reflexión. Residente en Gran Bretaña, Estados Unidos y, por último, México, publicó sucesivamente, entre otros libros, Las nubes (1940), Como quien espera el alba (1947), Vivir sin estar viviendo (1949), Con las horas contadas (1956) y Desolación de la Quimera (1962).

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DÁMASO ALONSO. POETA

Dámaso Alonso nació en Madrid, en 1898. Fue Catedrático de la Universidad de Valencia y de la de Madrid, en la que desempeñó, desde la jubilación de Menéndez Pidal -de quien fue discípulo y colaborador- y hasta 1968, la Cátedra de Filología Románica. Ese mismo año fue elegido Presidente de la Real Academia Española. En 1978 recibió el Premio Cervantes. Muere en Madrid, en 1989, tras una fecunda vida dedicada a la docencia -fue profesor y conferenciante en las principales universidades de Europa y América-, a la investigación y crítica -autor de rigurosos estudios de Lingüística y de trabajos de análisis estilístico de nuestra lírica medieval y contemporánea-, así como a la creación poética, que cultiva "a rachas", según su propia expresión.


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EL NIÑO Y LA COMETA. DÁMASO ALONSO

El niño se sonreía
mano inhábil, ojo atento
y la cometa en el viento
(su corazón) se cernía.
Ave, cometa, de un día
su corazón soñoliento.
Pues el corazón quería
huir pero no podía,
pero no sabía al viento.

ARDILLA ACRÓBATA. JORGE GUILLÉN

Todavía infantil, la ardilla emprende
La veloz ascensión
Del alto, grueso tronco de un gran olmo.
Con tino muy seguro
Da un salto ya acrobático a una rama,
A otra más leve sube,
Aunque débil domina,
Y descendiendo corre, salta, corre,
Llega al prado. Triunfante juego olímpico.

JORGE GUILLÉN. POETA

Jorge Guillén nació en Valladolid, en 1893. Fue Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Murcia y en la de Sevilla. A los 45 años -en 1938- comienza un exilio voluntario, que le lleva a Norteamérica. El retorno definitivo a España se produce en 1977, año en que recibió el Premio Cervantes. Los últimos años de su vida los pasó en Málaga, en donde murió en 1984, a los 91 años. La producción poética de Jorge Guillén está distribuida en cinco series -Cántico, Clamor, Homenaje, Y otros poemas, Final-, y lleva el título genérico de Aire Nuestro.

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RAFAEL ALBERTI. POETA

Rafael Alberti nace y muere en Puerto de Santa María (Cádiz, 1902-1999). A los quince años se traslada con su familia a Madrid. Hasta 1923 su actividad principal es la pintura, que cambiará pronto por el quehacer poético. En 1925 obtiene el Premio Nacional de Literatura por Marinero en tierra. A partir de 1931, y ya afiliado al Partido Comunista, empieza a trasladar a la poesía sus preocupaciones político-sociales. Como consecuencia de la Guerra Civil se exilió primero en Argentina -hasta 1962- y, después, en Italia -en Roma desarrolló tanto su vertiente creativa de pintor como de poeta-, hasta que en 1977 regresa definitivamente a España. Los avatares políticos, los cambios de residencia y el paso de los años en ningún momento han condicionado la continuidad de su labor poética y literaria. La primera obra de Alberti, Marinero en tierra (1924), refleja la nostalgia de su tierra natal, recordada desde Madrid; y fue acogida con gran entusiasmo por Juan Ramón Jiménez.

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NANA DE LA TORTUGA. RAFAEL ALBERTI

Verde, lenta, la tortuga.
¡Ya se comió el perejil,
la hojita de la lechuga!

¡Al agua, que el baño está
rebosando!

¡Al agua,
pato!

Y sí que nos gusta a mí
y al niño ver la tortuga
tontita y sola nadando.

PEDRO SALINAS. POETA

PEDRO SALINAS nació en Madrid, en 1891. Cursó Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid (Licenciado en Letras, en 1913; Doctor, en 1917). Estuvo en la Universidad parisina de La Sorbona, como Lector de Español, entre 1914 y 1917; y allí conoció directamente la poesía francesa moderna, de la que recibirá cierta influencia. Fue Catedrático de Literatura Española de la Universidad de Sevilla (1918), y después en la de Murcia. Durante el curso de 1922-1923 es nombrado Lector de Español en la Universidad inglesa de Cambridge. De vuelta a Madrid, trabaja en el Centro de Estudios Históricos con el equipo de investigadores dirigido por Menéndez Pidal, y en donde prepara ediciones de clásicos y escribe ensayos de crítica sobre literatura española contemporánea. Aunque no desarrolló actividades políticas, sus ideas liberales le llevaron a exilarse voluntariamente durante la Guerra Civil, y se trasladó a los Estados Unidos de América, en donde ejerció la docencia en distintas universidades. Desde 1942 a 1945 fue profesor de la Universidad de San Juan de Puerto Rico. Recorrió otras muchas universidades de todo el continente americano como conferenciante o profesor visitante, y viajó, asimismo, por diversos países europeos, aunque ya no volverá a pisar tierra española. Murió en Boston, en 1951. Por voluntad propia, sus restos descansan en San Juan de Puerto Rico, en el cementerio de Santa Magdalena, frente a un mar de incomparable belleza.

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TODO TIENE NUEVA VIDA. PEDRO SALINAS

Todo tiene nueva vida
en primavera. Por eso
este rosal del jardín
languidece. Los gusanos
quieren vivir, y los pétalos
de la rosa les dan vida
aunque se seque el rosal...
Tú ibas a matarlos, ibas
a salvar rosas con manos
de rosa, pero la niña
ha abierto entonces su boca
igual que se abre una flor
que no tiene bichos malos
y te ha dicho:
"¿Los matas porque son malos?
Si los matas, tú también
serás mala, ¿no?" Tú miras
muy fijamente a la niña,
como se mira a las aguas
del mar buscando lo hondo.
¡También son verdes los ojos
y tampoco se ve el fondo!
Le das un beso en la boca
y tú sigues tu paseo.
Por el tallo del rosal
los gusanos van subiendo...

EL MÁS PEQUEÑO. VICENTE ALEXAINDRE

Es el más pequeño de todos, el último.
Pero no le digáis nada; dejadle que juegue.
Es más chico que los demás, y es un niño callado.
Al balón apenas si puede darle con su bota pequeña.
Juega un rato y luego pronto lo olvidan.
Todos pasan gritando, sofocados, enormes,
y casi nunca le ven. Él golpea una vez,
y después de mucho rato otra vez,
y los otros se afanan, brincan, lucen, vocean.
La masa inmensa de los muchachos, agolpada, rojiza.
Y pálidamente el niño chico los mira
y mete diminuto su pie pequeño,
y al balón no lo toca.
Y se retira. Y los ve. Son jadeantes,
son desprendidos quizá de arriba, de una montaña,
son quizá un montón de roquedos que llegó ruidosísimo
de allá, de la cumbre.
Y desde el quieto valle, desde el margen del río
el niño chico no los contempla.
Ve la montaña lejana. Los picachos, el cántico de los vientos.
Y cierra los ojos, y oye
el enorme resonar de sus propios pasos gigantes por las rocas
ravías.

VICENTE ALEIXANDRE. POETA

Vicente Aleixandre nació en Sevilla, en 1898. Su infancia transcurrió en Málaga, ciudad y litoral mediterráneos que tanto habían de influir en la poesía de Sombra del paraíso. Desde 1909 vivió en Madrid -que fue su lugar habitual de residencia-, en donde estudió Derecho y Comercio. En 1925, una grave dolencia- tuberculosis renal que traería como consecuencia, en 1932, la extirpación de un riñón- le aleja de cualquier actividad profesional o social y le fuerza a llevar una vida de reposo y cuidados clínicos que favorecerá su dedicación por entero a la poesía, al convertir el placer de escribir en auténtica necesidad. En 1933 obtuvo el Premio Nacional de Literatura con La destrucción o el amor, uno de los más hermosos libros de toda la poesía surrealista, que confirmó a Aleixandre como un maestro de la poesía contemporánea. En 1949 es elegido miembro de la Real Academia Española. Con la obra Poemas de la consumación (1968) logró el Premio Nacional de la Crítica. En 1977 recibe el Premio Nobel de Literatura. Muere en Madrid, en 1984.


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GERARDO DIEGO. POETA

Gerardo Diego nació en Santander, en 1896. Su figura humana y su obra literaria son extraordinariamente versátiles: poeta, profesor, critico literario, articulista en la prensa diaria, musicólogo, pianista, pintor...; y autor de cuarenta libros poéticos originales que le convierten en una de las figuras más destacadas de la poesía del siglo XX. Murió en Madrid, en 1987. La versatilidad de Diego le ha permitido simultanear la poesía de vanguardia -Diego es el máximo representante español del Creacionismo- y la poesía clásica o tradicional; y en ambas direcciones poéticas se advierte una cualidad constante: el dominio absoluto de la forma, cualquiera que sea el tipo de verso elegido.

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LLUVIA. GERARDO DIEGO

Puente arriba puente abajo
la lluvia está paseando
Del río nacen mis alas
y la luz es de los pájaros

Nosotros estamos tristes
Vosotros lo estáis también
Cuándo vendrá la primavera
a patinar sobre el andén

El invierno pasa y pasa
río abajo río arriba
Le ha visto la molinera
cruzar con la cabeza pensativa

El árbol cierra su paraguas
y de mi mano nace el frío
Pájaros viejos y estrellas
se equivocan de nido

Cruza la lluvia a la otra orilla
No he de maltratarla yo
Ella acelera el molino
y regula el reloj

El sol saldrá al revés mañana
y la lluvia vacía
volará a refugiarse en la campana

ANA PELEGRÍN. POETA

Ana María Pelegrín Sandoval (San Salvador de Jujuy, Argentina, 1938 - Madrid 11 de septiembre de 2008), investigadora, ensayista, y pedagoga, fue una de las más importantes especialistas sobre literatura de tradición oral hispánica y autora de antologías de poesía en español para niños de gran calidad. Hija de emigrantes gallegos en la Argentina, estudió Filosofía y Letras en la Universidad Nacional de Córdoba. Huyendo de una situación política muy convulsa, en 1968 viajó a España para estudiar técnicas teatrales. Participó activamente durante toda su vida en diversos movimientos de renovación pedagógica, siendo cofundadora de Acción Educativa. Ana Pelegrín es una de las grandes referencias en los estudios sobre literatura de tradición oral hispánica y sobre poesía en español para niños, campo este último en el que destacó con antologías de gran calidad como Misino Gatino o Poesía española para niños. Su último libro Pequeña memoria recobrada cataloga y estudia los libros para niños escritos por los exiliados de la Guerra Civil Española.

EL SAPO VERDE. CARMEN GIL

Ese sapo verde
se esconde y se pierde;
así no lo besa
ninguna princesa.

Porque con un beso
él se hará princeso
o príncipe guapo;
¡y quiere ser sapo!

No quiere reinado,
ni trono dorado,
ni enorme castillo,
ni manto amarillo.

Tampoco lacayos
ni tres mil vasallos.
Quiere ver la luna
desde la laguna.

Una madrugada
lo encantó alguna hada;
y así se ha quedado:
sapo y encantado.

Disfruta de todo:
se mete en el lodo
saltándose, solo,
todo el protocolo.

Y le importa un pito
si no está bonito
cazar un insecto;
¡que nadie es perfecto!

¿Su regio dosel?
No se acuerda de él.
¿Su sábana roja?
Prefiere una hoja.

¿Su yelmo y su escudo?
Le gusta ir desnudo.
¿La princesa Eliana?
Él ama a una rana.

A una rana verde
que salta y se pierde
y mira la luna
desde la laguna.

(Poesía de ¡Cuánto cuento!, de Carmen Gil, editorial Algar)

CARMEN GIL-BONACHERA. POETA

Carmen Gil-Bonachera Martínez nació en la costa gaditana, y aunque ahora vive en un pueblo de Huelva, siempre halla algo de tiempo para estar con el mar. Lleva muchos años dedicándose a la enseñanza y a escribir para niños. Por ellos y con ellos, ha hecho un poquito de todo: teatro, títeres, cuentacuentos, talleres de danzas del mundo… y ¡hasta algo de magia! Pero lo que más le gusta es jugar con las palabras. Su pasión por la poesía la hizo crear Cosicosas, una revista digital de Poesía infantil para todos los niños de países de habla hispana. Se puede conocer un poco más de su gran obra en Poemitas.com

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MANUELITA LA TORTUGA. Mª ELENA WALSH

Manuelita vivía en Pehuajó
pero un día se marcó.
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.
Manuelita, Manuelita,
Manuelita dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz.
Manuelita una vez se enamoró
de un tortugo que pasó.
Dijo: ¿Qué podré yo hacer?
Vieja no me va a querer,
en Europa y con paciencia
me podrán embellecer.
En la tintorería de París
la pintaron con barniz.
La plancharon en francés
del derecho y del revés.
Le pusieron peluquita
y botines en los pies.
Tantos años tardó en cruzar el mar
que allí se volvió a arrugar
y por eso regresó
vieja como se marchó
a buscar a su tortugo
que la espera en Pehuajó

MARÍA ELENA WALSH. POETA

María Elena Walsh nació el 1 de febrero de 1930 en Ramos Mejía, suburbio de la ciudad de Buenos Aires. Finaliza sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, a los 17 años, cuando escribió su primer libro : "Otoño Imperdonable". Ya antes, en 1945, había publicado sus primeros versos en la revista "El hogar" y en el suplemento literario de "La Nación". Invitada por Juan Ramón Jiménez, viajó a los Estados Unidos en 1948. En 1952 partió hacia Europa, viviendo en Paris durante 4 años. En esta época empieza a escribir versos para niños. En 1959 escribe guiones para televisión, radios, canciones para niños, y obras de teatro. Toda su rebeldía, su desencanto, su oposición, su amor a la naturaleza y a los niños han quedado reflejados en numerosos poemas, novelas, cuentos, canciones, ensayos, y artículos periodísticos.

Poesías (pinchar en el enlace para ir a la poesía)

LA PATA METE LA PATA. GLORIA FUERTES

La pata desplumada,
cua, cua, cua,
como es patosa,
cua, cua, cua,
ha metido la pata,
cua, cua, cua,
en una poza.

-¡Grua!, ¡grua!, ¡grua!
En la poza había un Cerdito
vivito y guarreando,
con el barro de la poza,
el cerdito jugando.

El cerdito le dijo:
-Saca la pata,
pata hermosa.
Y la pata patera
le dio una rosa.

Por la granja pasean
comiendo higos.
¡El cerdito y la pata
se han hecho amigos!

DOÑA PITO PITURRA. GLORIA FUERTES

Doña Pito Piturra
tiene unos guantes;
Doña Pito Piturra,
muy elegantes.

Doña Pito Piturra
tiene un sombrero;
Doña Pito Piturra,
con un plumero.

Dona Pito Piturra
tiene un zapato;
Doña Pito Piturra,
le vino ancho.

Dona Pito Piturra
tiene unos guantes;
Doña Pito Piturra,
le están muy grandes.

Doña Pito Piturra
tiene unos guantes;
Doña Pito Piturra,
Lo he dicho antes.

FEDERICO GARCÍA LORCA. POETA.

Federico García Lorca nació en el pueblo de Fuentevaqueros en la provincia de Granada, en Andalucía, en el año 1898. Falleció el 19 de agosto de 1936, víctima de la guerra civil española. Fue uno de los más grandes poetas y dramaturgos de la primer mitad del siglo XX. A los 16 años, empieza sus estudios de Derecho, Filosofía y Letras en la Universidad de Granada. Cinco años después se cambia a Madrid donde conoce al gran poeta Juan Ramón Jiménez y al cineasta Luis Buñuel. En este momento nacen sus primeras obras literarias, el "Libro de poemas" y su primera gran obra de teatro "Mariana Pineda". También conoce a Salvador Dalí, quién en 1928 participa de la revista literaria "Gallo", creada por Lorca. En Estados Unidos estudia y da conferencias. Viaja a Cuba, a Argentina, y a toda América Latina.

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EL LAGARTO ESTÁ LLORANDO. FEDERICO GARCÍA LORCA

El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.

Han perdido sin querer
su anillo de desposados.
¡Ay! su anillito de plomo,
¡ay! su anillito plomado

Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.
El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.

¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay, cómo lloran y lloran!
¡Ay, ay, cómo están llorando!

ANDRÉS DÍAZ MARRERO. POETA

Andrés Díaz Marrero, autor de literatura para niños. Nació en San Juan de Puerto Rico, el 28 de noviembre de 1940. Estudió Bachillerato en Ciencias Sociales y Maestría en Administración Pública en la Universidad de Puerto Rico. Cuenta con más de 38 años de experiencia como educador. Ha sido maestro, bibliotecario, cuentacuentos y profesor de escritura creativa. Actualmente trabaja como especialista en literatura infantil. Inició su trayectoria literaria en 1979 con la publicacion de Poemas para niños y ha puesto en escena algunas obras de teatro infantil.

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RAMÓN LÓPEZ VELARDE. POETA

Ramón Modesto López Velarde (Zacatecas, México,1888 - Ciudad de México,1921) fue un poeta mexicano. Su obra suele encuadrarse en el postmodernismo literario. En México alcanzó una gran fama, llegando a ser considerado el poeta nacional. Su obra poética se resume en La sangre devota, Zozobra, El son del corazón y Suave Patria.

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GLORIA FUERTES. POETA


Gloria Fuertes (Madrid, 1917-1998)fue una importante poeta española dedicada fundamentalmente a la poesía para niños. Siempre se definió como «autodidacta y poéticamente desescolarizada». Como secuela de su experiencia bélica, la obra de Gloria Fuertes se caracteriza por la ironía con la que trata cuestiones tan universales como el amor, el dolor, la muerte o la soledad. Entre 1940 y 1953 colaboró en revistas infantiles, Pelayos, Chicos, chicas y chiquitito, Maravillas y el suplemento infantil del diario Arriba, para el que publicó las historietas de Coletas y Pelines, una niña de nueve años y un niño de seis respectivamente, que alcanzaron una gran popularidad entre los lectores infantiles. A mediados de los años 70 colabora activamente en diversos programas infantiles de TVE, siendo Un globo, dos globos, tres globos y La cometa blanca los que la convierten definitivamente en la poeta de los niños.

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OLGA DRENNEN. POETA

Olga Drennen nació en 1942 en San Martín (Buenos Aires). Olga Drennen es una escritora argentina, docente, poeta, ensayista, editora y autora de libros de literatura infantil y juvenil.Ha formado parte de numerosos jurados de premios de poesía y cuentos en su país. En la actualidad, se desempeña como editora en una acreditada editorial dedicada a publicar material para docentes. Ha publicado una buena cantidad de literatura infantil y juvenil, además de libros de poemas tanto para niños como para adultos. Las dos poesías suyas que aparecen en otras entradas de este blog pertenecen al libro de poemas Pasen y vean.

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HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA. MIGUEL HERNÁNDEZ



Hijo de la luz y de la sombra...

(Hijo de la sombra)
Eres la noche, esposa: la noche en el instante
mayor de su potencia lunar y femenina.
Eres la medianoche: la sombra culminante
donde culmina el sueño, donde el amor culmina.

Forjado por el día, mi corazón que quema
lleva su gran pisada del sol adonde quieres,
con un sólido impulso, con una luz suprema,
cumbre de las montañas y los atardeceres.

Daré sobre tu cuerpo cuando la noche arroje
su avaricioso anhelo de imán y poderío.
Un astral sentimiento febril me sobrecoge,
incendia mi osamenta con un escalofrío.

El aire de la noche desordena tus pechos,
y desordena y vuelca los cuerpos con su choque.
Como una tempestad de enloquecidos lechos,
eclipsa las parejas, las hace un solo bloque.

La noche se ha encendido como una sorda hoguera
de llamas minerales y oscuras embestidas.
Y alrededor la sombra late como si fuera
las almas de los pozos y el vino difundidas.

Ya la sombra es el nido cerrado, incandescente,
la visible ceguera puesta sobre quien ama;
ya provoca el abrazo cerrado, ciegamente,
ya recoge en sus cuevas cuanto la luz derrama.

La sombra pide, exige seres que se entrelacen,
besos que la constelen de relámpagos largos,
bocas embravecidas, batidas, que atenacen,
arrullos que hagan música de sus mudos letargos.

Pide que nos echemos tú y yo sobre la manta,
tú y yo sobre la luna, tú y yo sobre la vida.
Pide que tú y yo ardamos fundiendo en la garganta,
con todo el firmamento, la tierra estremecida.

El hijo está en la sombra que acumula luceros,
amor, tuétano, luna, claras oscuridades.
Brota de sus perezas y de sus agujeros,
y de sus solitarias y apagadas ciudades.

El hijo está en la sombra: de la sombra ha surtido,
y a su origen infunden los astros una siembra,
un zumo lácteo, un flujo de cálido latido,
que ha de obligar sus huesos al sueño y a la hembra.

Moviendo está la sombra sus fuerzas siderales,
tendiendo está la sombra su constelada umbría,
volcando las parejas y haciéndolas nupciales.
Tú eres la noche, esposa. Yo soy el mediodía.

II
(Hijo de la luz)
Tú eres el alba, esposa: la principal penumbra,
recibes entornadas las horas de tu frente.
Decidido al fulgor, pero entornado, alumbra
tu cuerpo. Tus entrañas forjan el sol naciente.

Centro de claridades, la gran hora te espera
en el umbral de un fuego que al fuego mismo abrasa:
te espero yo, inclinado como el trigo a la era,
colocando en el centro de la luz nuestra casa.

La noche desprendida de los pozos oscuros,
se sumerge en los pozos donde ha echado raíces.
Y tú te abres al parto luminoso, entre muros
que se rasgan contigo como pétreas matrices.

La gran hora del parto, la más rotunda hora:
estallan los relojes sintiendo tu alarido,
se abren todas las puertas del mundo, de la aurora,
y el sol nace en tu vientre, donde encontró su nido.

El hijo fue primero sombra y ropa cosida
por tu corazón hondo desde tus hondas manos.
Con sombras y con ropas anticipó su vida,
con sombras y con ropas de gérmenes humanos.

Las sombras y las ropas sin población, desiertas,
se han poblado de un niño sonoro, un movimiento,
que en nuestra casa pone de par en par las puertas,
Y ocupa en ella a gritos el luminoso asiento.

¡Ay, la vida: qué hermoso penar tan moribundo!
Sombras y ropas trajo la del hijo que nombras.
Sombras y ropas llevan los hombres por el mundo.
Y todos dejan siempre sombras: ropas y sombras.

Hijo del alba eres, hijo del mediodía.
Y ha de quedar de ti luces en todo impuestas,
mientras tu madre y yo vamos a la agonía,
dormidos y despiertos con el amor a cuestas.

Hablo, y el corazón me sale en el aliento.
Si no hablara lo mucho que quiero me ahogaría.
Con espliego y resinas perfumo tu aposento.
Tú eres el alba, esposa. Yo soy el mediodía.

III
(Hijo de la luz y la sombra)
Tejidos en el alba, grabados, dos panales
no pueden detener la miel en los pezones.
Tus pechos en el alba: maternos manantiales,
luchan y se atropellan con blancas efusiones.

Se han desbordado, esposa, lunarmente tus venas,
hasta inundar la casa que tu sabor rezuma.
Y es como si brotaras de un pueblo de colmenas,
tú toda una colmena de leche con espuma.

Es como si tu sangre fuera dulzura toda,
laboriosas abejas filtradas por tus poros.
Oigo un clamor de leche, de inundación, de boda
junto a ti, recorrida por caudales sonoros.

Caudalosa mujer: en tu vientre me entierro.
Tu caudaloso vientre será mi sepultura.
Si quemaran mis huesos con la llama del hierro,
verían que grabada llevo allí tu figura.

Para siempre fundidos en el hijo quedamos:
fundidos como anhelan nuestras ansias voraces:
en un ramo de tiempo, de sangre, los dos ramos,
en un haz de caricias, de pelo, los dos haces.

Los muertos, con un fuego congelado que abrasa,
laten junto a los vivos de una manera terca.
Viene a ocupar el hijo los campos y la casa
que tú y yo abandonamos quedándonos muy cerca.

Haremos de este hijo generador sustento,
y hará de nuestra carne materia decisiva
donde asienten su alma, las manos y el aliento,
las hélices circulen, la agricultura viva.

Él hará que esta vida no caiga derribada,
pedazo desprendido de nuestros dos pedazos,
que de nuestras dos bocas hará una sola espada
y dos brazos eternos de nuestros cuatro brazos.

No te quiero en ti sola: te quiero en tu ascendencia
y en cuanto de tu vientre descenderá mañana.
Porque la especie humana me han dado por herencia,
la familia del hijo será la especie humana.

Con el amor a cuestas, dormidos y despiertos,
seguiremos besándonos en el hijo profundo.
Besándonos tú y yo se besan nuestros muertos,
se besan los primeros pobladores del mundo.

MIGUEL HERNÁNDEZ PARA NIÑOS. CARMEN GIL

¡Se viste el mundo de fiesta!
Llega a Orihuela el retoño,
un claro día de otoño,
a una familia modesta.

Siempre está en pie muy temprano.
Cuida en la Sierra Oriolana
las cabras cada mañana:
tiene que echar una mano.

Por la tarde las ordeña.
Va a repartir a diario
leche fresca al vecindario,
y por el camino sueña.

Oye cantar al jilguero.
Observa una lagartija
que sale de una rendija.
Le encanta oler a romero.

Un día Miguel, por fin,
va al colegio, muy contento.
Destaca por su talento.
Allí aprende hasta latín.

Disfruta mucho en la escuela.
Al niño atento y flacucho
los libros le gustan mucho.
En la escuela, el tiempo vuela.

Su padre está preocupado.
Miguel tiene que ayudar.
Debe dejar de estudiar
para cuidar el ganado.

El muchacho pastorea.
Mientras vigila las cabras,
se atiborra de palabras:
¡no hay un libro que no lea!

Miguel, el joven pastor,
con tres amigos o cuatro
forma un grupo de teatro
y hace a menudo de actor.

Entre brezos y alhucemas,
con tan sólo quince años,
mientras cuida del rebaño,
empieza a escribir poemas.

Su amigo Ramón Sijé
le transmite su cultura
y el amor por la lectura.
¡Tiene en Miguel tanta fe...!

Buscando reputación,
viaja a Madrid el poeta,
con versos en la maleta
y prisa en el corazón.

Muere su amigo y hermano.
Estalla una guerra cruel
en la que lucha Miguel
del bando republicano.

Tras sufrir enormemente,
se casa en cuanto regresa
con Josefina Manresa,
pero ha de volver al frente.

Los tiempos le son adversos.
No encuentra forma mejor
de soportar su dolor
que componer bellos versos.

Más tarde es encarcelado.
Va de prisión en prisión
escribiendo en un rincón,
triste, enfermo y desgraciado.
¡Cuánto añora a su criatura!
En el penal de Torrijos,
le hace una nana a su hijo
llena de amor y ternura.

Este poeta brillante,
un funesto y negro día,
muere en una enfermería
de la cárcel de Alicante.

Mas Miguel no se ha marchado.
Con sus versos que estremecen,
emocionan y enternecen,
sigue estando a nuestro lado.

LA TRAPECISTA. OLGA DRENNEN

Sube al trapecio volante.
Su cuerpo empieza a planear.
Hace rin para delante
hace ran al balancear.
Arriba, en el aire, hace
rin y ran, su corazón.
De la cúspide a la base,
Rin y ran toda emoción.
Aserrín sobre la pista
Aserrín bajo los pies,
Sueña que es equilibrista
y sueña que no lo es.
Hace rin cuando se eleva.
Hace ran al columpiar.
Y es paloma que se lleva
su alegría al palomar.

PASEN, PASEN, VEAN. OLGA DRENNEN

Pasen, pasen, vean,
por unas monedas,
la mujer que vuela,
la Torre del sol.
Platillo, pandero,
rataplán plampero.
Pelota o ciruela,
tigre o caracol.
Señoras, señores,
abuelo y abuela
por unas monedas,
pasen, pasen, vean.
Sientan los olores,
oigan los tambores.
El circo llegó.

EN EL CIRCO. PROPUESTA EDITORIAL SM

Hola a todos, bienvenidos
a este circo divertido.
Prestadme mucha atención
que va a empezar la función.

Yo soy la adivina Lola.
¡Todo lo veo en mi bola!
y te adivino, seguro,
en un pispás el futuro.

Yo soy el gran mago Alejo.
Saco palomas, conejos...
y todo de esta chistera:
¡eso no lo hace cualquiera!

A mí me llaman Chistoso,
soy un payaso gracioso.
Tengo grandes los zapatos
y tropiezo todo el rato.

Yo soy la payasa Elisa.
Provoco ataques de risa.
Tanto se ríen conmigo
que les duele hasta el ombligo.

Mi nombre es Agamenón
y soy un fiero león.
Cuando rujo, en un segundo,
sale huyendo todo el mundo.

Yo soy Leona, su amiga.
No os creáis lo que os diga.
Cuando ruge este león
no se asusta ni un ratón.

Yo me llamo Nicanor.
Soy un bravo domador.
A mi lado, un león fiero
parece un manso cordero.

Soy la domadora Dora.
Oigo y oigo a cualquier hora
mil rugidos de leones.
¡Por eso llevo tapones!

Yo soy la elefanta Rosa.
Bailo y canto cualquier cosa.
Muevo la trompa al compás
y no me canso jamás.

Soy Violante, el elefante,
por detrás y por delante.
Toco un tambor de hojalata
¡y con una sola pata!

Soy Lina la equilibrista,
la mejor que hay en la pista.
Con mi sombrillita roja,
ando por la cuerda floja.

Soy el trapecista Quino,
que vengo del quinto pino.
Me dan miedo las alturas
y mi mal no tiene cura.

Soy el mono Manolete.
Lo pasa de rechupete
el público cada día
cuando yo hago monerías.

Yo soy la mona Felipa.
También se lo pasa pipa
con mis chistes y mis bromas,
¡pues los cuento en tres idiomas!

Con esta mona genial
hemos llegado al final.
La función ha terminado.
¡Aplaudid si os ha gustado!

LA VACA ESTUDIOSA. Mª ELENA WALSH




Había una vez una vaca
en la Quebrada de Humahuaca.
Como era muy vieja,
muy vieja, estaba sorda de una oreja.
Y a pesar de que ya era abuela
un día quiso ir a la escuela.
Se puso unos zapatos rojos,
guantes de tul y un par de anteojos.
La vio la maestra asustada
y dijo: - Estas equivocada.
Y la vaca le respondió:
¿Por qué no puedo estudiar yo?
La vaca, vestida de blanco,
se acomodó en el primer banco.
Los chicos tirábamos tiza
y nos moríamos de risa.
La gente se fue muy curiosa
a ver a la vaca estudiosa.
La gente llegaba en camiones,
en bicicletas y en aviones.
Y como el bochinche aumentaba
en la escuela nadie estudiaba.
La vaca, de pie en un rincón,
rumiaba sola la lección.
Un día toditos los chicos
se convirtieron en borricos.
Y en ese lugar de Humahuacala
única sabia fue la vaca.

EL DOMADOR MORDIÓ AL LEÓN. GLORIA FUERTES

-¡Aquí tenéis al domador
que se comió un brazo del león!
-¡Será al revés!
-No, señor.

Don Nicanor,
el domador,
dejó de tocar el tambor
y se comió una pata del león.

Tenía hambre don Nicanor,
un hambre voraz y atroz,
-sólo comía al día
una taza de arroz.

No ganaba dinero. No le iba bien el Circo y no era porque le crecían los enanos.
El Circo en aquel pueblo fue un fracaso.
Era un pueblo sin niños ni poetas.
Iban al Circo cuatro gatos, cuatro viejos y la señora del alcalde.

Al tercer día les pilló grandes aguaceros,
y les entraba el agua por los agujeros (de la lona).
La jirafa tuvo anginas.
(¡Dos metros de anginas!)
El oso estaba mocoso.
Las pulgas amaestradas se escaparon.
Los tontos se volvieron listos
y no hacían reír.
Y el pobre don Nicanor
tocaba triste el tambor
y suspendió la función.

Al día siguiente
hubo circo con poca gente.
Don Nicanor entró en la jada del feroche león,
y, al verle las magritas del brazuelo...
-¡Aaauuunnn! -le dio un mordisco que le tiró al suelo.
El león, confuso, patidifuso ante tal atrevimiento, gritó:
-¡Que me come! ¡Que me comes ¡Que este tío me come!
-¡Qué número! -el público aplaudía.
Don Nicanor seguía comiendo la pata delantera del león.
A los gritos del león acudió una bombera.
Don Nicanor seguía comiendo la pata delantera (del león).
-¡Qué número! ¡Qué maravilla! -el público gritaba y aplaudía.
Llevaron al león a la casa de socorro
y le pusieron una vacuna antirrábica.
(Al pincharle, al león Leoncio,
le dio un soponcio
y perdió el conocimiento y la melena.)

HORAS MAS TARDE.

Los guardias detienen al domador
llamado don Nicanor.

DIAS MAS TARDE.

En el juicio, pierde el juicio
su abogado defensor.
Diciendo; «Observen señores del jurado
qué cara de inocente,
tiene el delincuente...»
(Don Nicanor lloraba cara abajo.)
«... Y sepan que durante treinta días,
el acusado no comió,
por darle sus bocadillos de mortadela al león.
Puede comprenderse que, en un ataque antropófago,
producido por la debilidad, pegara un mordisco,
a su víctima inocente
(¡y no tan inocente!),
porque el león también tiene dientes,
por tanto pudo defenderse,
y si no lo hizo... ¡es cosa suya!
Por eso defiendo a don Nicanor,
porque nunca quiso hacer daño a su león.
Su león,«era,
para el la vida entera,
como un sol de primavera...»
(Aquí, el abogado defensor perdió la chaveta
y se puso a cantar un tango.)

«Perdón, como les decía, para don Nicanor;
el león era su instrumento de trabajo, su herramienta
peluda.
Don Nicanor, ¡pobre criatura!,
hizo lo que hizo en un momento de locura,
por lo que repito, delante de la gente,
que don Nicanor ¡es inocente!»
El juez dijo que bueno.
Don Nicanor dio un beso al león y se puso a tocar el
tambor como un loco,
mientras el león, lloriqueando, se lamía la escayola.

CIRCO Y POESÍA. MALABARES CON PALABRAS

Érase una vez un pequeño malabarista, que para encontrar la paz en este extraño mundo necesitaba otro, creado para él y para quien quisiera compartirlo y respetarlo, en este otro mundo solo había dos leyes, amadas y respetadas por todos, el circo y la poesía.
El pequeño malabarista cuando la realidad le doblaba la espalda y amenazaba con hundirle en las profundidades abría la pequeña puerta oculta en la parte más secreta de su mente y se introducía en su pequeño mundo de circo y poesía, y allí recuperaba su fuerza, su ilusión y sobre todo... su sonrisa. La combinación del mundo imaginario con el real es una necesidad vital. Cuando los astros se alinean y la luna llena muestra su bella faz, en algunas ocasiones se producen en nuestro interior extraños fenómenos que hacen que los mundos se mezclen, y uno no sepa lo que es realidad y lo que es sueño....

MEMORIAS DEL CIRCO. RAMÓN LOPEZ VELARDE

Los circos trashumantes,
de lamido perrillo enciclopédico
y desacreditados elefantes,
me enseñaron la cómica friolera
y las magnas tragedias hilarantes.

El aeronauta previo,
colgado de los dedos de los pies,
era un bravo cosmógrafo al revés
que, si subía hasta asomarse al Polo
Norte, o al Polo Sur, también tenía
cuestiones personales con Eolo.

Irrumpía el payaso
como una estridencia
ambigua, y era a un tiempo
manicomio, niñez, golpe contuso,
pesadilla y licencia.

Amábanlo los niños
porque salía de una bodega mágica
de azúcares. Su faz sólo era trágica
por dos lágrimas sendas de carmín.

Su polvorosa apariencia toleraba
tenerlo por muy limpio o por muy sucio,
y un cónico bonete era la gloria
inestable y procaz de su occipucio.

El payaso tocaba a la amazona
y la hallaba de almendra,
a juzgar por la mímica fehaciente
de toda su persona
cuando llevaba el dedo temerario
hasta la lengua cínica y glotona.

Un día en que el payaso dio a probar
su rastro de amazona al ejemplar
señor Gobernador de aquel Estado,
comprendí lo que es
Poder Ejecutivo aturrullado.

¡Oh remoto payaso: en el umbral
de mi infancia derecha
y de mis virtudes recién nacidas
yo no puedo tener una sospecha
de amazonas y almendras prohibidas!

Estas almendras raudas
hechas de terciopelos y de trinos
que no nos dejan ni tocar sus caudas…

Los adioses baldíos
a las augustas Evas redivivas
que niegan la migaja, pero inculcan
en nuestra sangre briosa una patética
mendicidad de almendras fugitivas…

Había una menuda cuadrumana
de enagüilla de céfiro
que, cabalgando por el redondel
con azoros de humana,
vencía los obstáculos de inquina
y los aviesos aros de papel.

Y cuando a la erudita
cavilación de Darwin
se le montaba la enagüilla obscena,
la avisada monita
se quedaba serena
como ante un espejismo,
despreocupada lastimosamente
de su desmantelado transformismo.

La niña Bell cantaba:
«Soy la paloma errante»;
y de botellas y de cascabeles
surtía un abundante
surtidor de sonidos
acuáticos, para la sed acuática
de papás aburridos,
nodriza inverecunda
y prole gemebunda.

¡Oh memoria del circo! Tú te vas
adelgazando en el frecuente síncope
del latón sin compás;
en la apesadumbrada
somnolencia del gas;
en el talento necio
del domador aquel que molestaba
a los leones hartos, y en el viudo
oscilar del trapecio…

POBRE BURRO. GLORIA FUERTES

El burro nunca dejará de ser burro.
Porque el burro nunca va a la escuela.
El burro nunca llegará a ser caballo.
El burro nunca ganará carreras.
¿qué culpa tiene el burro de ser burro?
En el pueblo del burro no hay escuela.
El burro se pasa la vida trabajando,
tirando de un carro,
sin pena ni gloria,
y los fines de semana
atado a la noria.

El burro no sabe leer,
pero tiene memoria.
El burro llega el último a la meta,
¡pero le cantan los poetas!

El burro duerme en cabaña de lona.
No llamar burro al burro,
llamarle "ayudante del hombre"
o llamarle persona.

¿CÓMO SE DIBUJA UN PAYASO?. GLORIA FUERTES

Melena de pelo tieso,
por travieso.
Una pelota de ping pong es la nariz,
y una sonrisa desdentada
de feliz.

Las orejas despegadas
-como alas-.
Las botas,
grandes y rotas,
y en la punta del sombrero
un pompón de terciopelo.

Pantalón corto,
chaqueta larga
y un lazo como una hélice
de corbata.

Lleva llenos los bolsillos
de chistes y chascarrillos.

Además de payaso,
es músico y poeta,
después de decir versos
toca la trompeta.

Yá es tu amigo
el importante Señor Payaso
(se pondrá triste
si no le haces caso).

COLETA LA PAYASA. GLORIA FUERTES

Coleta se asoma, por la puerta de lona, del Circo Coco Drilo.
- Buenas. ¿Es usted el director del Circo Coco Drilo?
- Sí. ¿Qué quieres?
- ¡Quiero ser payasa! ¡Hacer reír! Hacer reír es una obra de caridad. Yo quiero ser payasa.
- ¡Uy ! ¡Tú payasa !
- Sí, yo, Coleta payasa.
¿Qué pasa?
¡Y menos guasa!

... Si quiere me cambio de nombre, y usted pone ahí un gran cartel que diga:
-BLASA, LA PAYASA-
- No, no es eso, es que para ser payasa, hay que tener experiencia.
- Mire, no tengo experiencia (ni sé qué es eso), pero tengo paciencia, gracia y salero, y además, ¡me conoce el mundo entero! Soy Coleta. ¡Coleta de España!
- Escucha, pequeñaja -dijo el director, para ser pasaya hay que ser mayor.
- Ahora escúcheme usted a mí, señor. Yo salgo a trabajar disfrazada, con la cara pintada, con la nariz postiza -de pelota de pimpón-, me pongo peluca y peluquín, y grandes zapatones con tacones, y así, los qeu van a ver mi arte al circo, nunca podrán adivinar los años que tengo.

- ¿Cuánto años tienes?
- Diez años y medio.
- Como los burros.
- No señor, como las burras. Soy niña.

Hubo un silencio extraño. Los ojitos de Coleta echaban lágrimas de pena.
- Bien. Veamos. ¿Qué sabes hacer?
Los ojitos de Coleta echaban chispas de alegría.
- De todo. ¡Sé hacer de todo!
- Cómo de todo...
- Sí, yo también como de todo -dijo Coleta nerviosa y añadió:
- Soy payasa, gimnasta, atleta y poeta (pero esto último a usted no le interesa). Hago el pino, el sauce y la mosca...

- ¿Cómo es «la mosca»?
- Mire, señor director, la mosca es un número muy divertido. Revoloteo por la pista y aterrizo suavemente en la calva de un señor espectador.

- ¿Y de música?
- ¡Uy! Todo de todo. Lo que mejor toco es la tuba.1
- Sí, pero no vamos a comprar una tuba sólo para uste. El circo no está para esos gastos. Además no creo que usted, tan canija, pueda sostener la inmensa tuba.
- Bueno, pues fuera el número de la tuba. También toco la trompeta -dijo Coleta.
- Eso «mí gusta» -dijo el director inglés.
Y Coleta dijo «yes».

Cuando los músicos empezaron a tocar un alegre pasodoble torero,
saltó coleta a la pista,
vestida de artista,
vestida de payasa,
con traje de seda y gasa.
Pantalón floreado de colores;
con todos los colores del arco iris.
Y un gorro blanco-picudo con plumas,
con todas las plumas del pavo real.
Y unos zapatos grandes con tacones,
con todos los tacones que podía aguantar.
Y los niños aplaudían.

Coleta llevaba una trompeta en la mano y mucho miedo en el cuerpo. Era la primera vez que iba a hacer el payaso (la payasa) ante gente que no conocía.
Cuando el foco la enfocó, empezó a tiritar, sin poderlo remediar, era como un «baile San Vito» con música de pasodoble.
Y los niños aplaudían

Coleta se acercó a las primeras filas y... De un niño cogió una risa,
y la convirtió en paloma,
y así otra, y otra y otra.
Y los niños aplaudían

- Y ahora,
voy a demostrar mi gracia,
haciendo fina acrobacia.
Coleta se quitó el gorro picudo y se puso una chichonera, se colocó la cabeza entre las piernas y comenzó a rodar por la pista, como una pelto de carne y hueso.
Y los niños aplaudían

A las tres o cuatro vueltas se desenrolló y mareada y medio bizca saludó.
Y los niños aplaudían

Ahora
señoras y señores
(niño, no llores)
¡el número de mi mágica trompeta!
- anunció Coleta-.

Se callaron los músicos rancios, y Coleta empezó a soplar la trompeta.
Intentó tocar «Tengo una muñeca vestida de azul» para que los niños lo cantaran, pero las notas salían fatal.

Mientras Coleta tocaba cada vez peor, pensaba:
- ¡Qué desastre! ¡Se me ha olvidado el tecleo de los botones estos! Soplar, soplo, pero consigo un higo. ¡Qué despiste y yo en la pista, haciendo el payaso de verdad!... ¡Estoy llorando! ¡Que no se enteren los niños! ¡Angelito de la guarda, ayúdame!

Y de pronto, de la trompeta de Coleta empezaron a salir pajaritos de todos los colores y picos que revoloteaban sobre las cabezas de los espectadores.
Y los niños aplaudían

Y los niños saltaron de sus asientos y se abalanzaron sobre Coleta.
Todos los niños querían tocar la coleta de Coleta.
Era un montón de niños, más, una montaña de niñas y niños rodeaban a Coleta Payasa. Ya no veían ni las plumas del gorro de la artista.

En esos momentos, Coleta era la Payasa más feliz del mundo, porque todos los niños querían besarla y porque, gracias a Dios, no tuvo que hacer el número de «la mosca».

BAJO UN SOMBRERO. BEGOÑA SANZ

Bajo un sombrero roto
del cual colgaba una flor
aparece la cara sonriente
de un payaso soñador.

Su pelo es naranja,
su nariz colorada
y una gran corbata
de cuadros le colgaba.

¡Qué zapatos más grandes!
¿Qué pantalones más anchos!
¡Qué agujeros en los calcetines!
¡Qué gracioso este payaso!

COSAS EXTRAÑAS. CARMEN GIL


No estaba dormido,
no lo pude soñar,
así que raro me parece
lo que os voy a contar.
Estaba en mi cama
tendido, sin pensar,
pero se coló una idea
y no la puede echar.

Era un payaso
vestido de raso.
Payaso tristón
como un pisotón.
Payaso saltarín
como un peluquín.
Payaso trompetista
¡soy el amo de la pista!

TUNAMBAC -PAYASO-. MARTA A. PORTA

Allá viene, allá viene
allá viene Tunambac,
con su traje a lunares
y su paso singular.

Tiene grandes zapatones
con hebilla de coral,
unos guantes amarillos
y pañuelo verde mar.

Trae risa colorada
muchas pecas azuladas,
y en el bolsillo del saco
la más linda payasada.

EL PAYASO. ANDRÉS DÍAZ MARRERO

Sale a la pista
y su nariz
roja y redonda
le brilla alegre
monda y lironda.

Con grandes gestos
y su graciosa
cara pintada
sonríe o pone
triste mirada.

De media yarda
son sus zapatos.
Y el muy fullero
de mil colores
luce un sombrero.

¡Cómo divierte
con sus monadas!
¡Es todo un caso!
Ríe la gente...
¡Goza el payaso!